Ante las pérdidas, ¿quiénes somos?

26.01.2021 16:54

A diario los seres humanos tenemos pérdidas, algunas significativas, otras, pasan desapercibidas. Con la pandemia estamos haciendo conscientes estas pérdidas. Hoy las más significativas son la muerte de un ser amado y la pérdida de empleo. La primera deja un vacío imposible de llenar, la segunda un desequilibrio emocional pues el trabajo da rumbo a nuestra vida, es lo que nos hace sentirnos útiles y valiosos, o al menos así lo percibimos.

Respecto a la muerte hago la siguiente reflexión breve: aunque es muy doloroso pensar en que ya no veremos nuevamente a una persona que queremos mucho tenemos que hacer consciente que la muerte es inevitable, desde que nacemos firmamos nuestro encuentro con la “huesuda”, y por más que nos resistamos a pensar en ello sucederá, no sabemos cuándo, ni cómo, ni dónde, pero es una certeza.

Si en estos meses perdiste un familiar por Covid-19 y no pudiste despedirte de él, es necesario que realices un ritual, puede ser de manera virtual incluyendo a la familia o de forma individual; en otro texto compartiré las recomendaciones de algunos expertos. Si fue por alguna otra circunstancia igual es menester vivir el duelo, es decir, ese proceso que nos ayuda a adaptarnos a vivir sin nuestro ser amado. Sentirse triste y desorganizado ante una muerte que nos duele es normal, pero también hay que tener la certeza de que con acciones específicas y voluntad es posible salir adelante.

Dice la tanatóloga Gaby Pérez Islas que con la muerte puede hacerse muy poco, en cambio puede hacerse todo por la vida. Elige vivir y seguir adelante recordando a ese ser humano especial con quien compartiste momentos de alegría. Mientras no lo olvides seguirá viviendo en tu corazón y tu sonrisa será un homenaje para él o ella.

Perdí mi empleo :( 

Pasamos mínimo ocho horas en la oficina, algunos hasta diez o más, por eso nos identificamos tanto con esta actividad. Cuando conocemos a alguien la primera pregunta es: ¿a qué te dedicas? Nuestra actividad laboral nos da la sensación de dirección y muchas veces refuerza nuestra autoestima. Nuestra vida está estructurada y organizada en torno a nuestro trabajo, más que con base en nuestra familia; también sentimos que nos ayuda a pulir nuestras habilidades. Por si fuera poco, la pérdida de empleo también conlleva una pérdida de rol pues en ocasiones se deja de ser el proveedor, o la proveedora, en casa. Por estas razones su pérdida nos afecta tanto, por eso nos hace tambalear.

Sin embargo, como dice el psicólogo Reneau Z. Peurifoy, los seres humanos desarrollamos actividades más no somos dichas actividades. Lo que hacemos no nos añade ni nos resta valor como personas. Nuestra forma de vivir es mucho más importante que lo que realizamos.

Si en este momento estás sin empleo considera que el trabajo es para disfrutar y ciertamente nos aporta satisfacción y nos ayuda a resolver nuestras necesidades básicas (comida, vestido, casa, etc.). Pero el hecho de trabajar no nos convierte en mejores personas, necesariamente.

También nos han enseñado que un puesto de trabajo está ligado al éxito, pero si piensas esto entonces te sentirás un fracasado, y no creo que alguien lo sea solo por no desempeñar una determinada actividad.

Si perdiste tu trabajo la invitación es a pensar si lo que venías haciendo en realidad te apasiona y te sentías bien realizándolo. De lo contrario, puedes armar un plan para tomar otro camino, uno que te haga más feliz. Quizá hoy tengas la oportunidad de abrir ese negocio con el que llevas soñando muchos años, o tal vez quieras continuar con tu profesión, ahora en otro lugar donde sigas aportando buenas ideas.

En lugar de decepcionarte piensa en las nuevas aventuras que te esperan, en la gente nueva que conocerás y en lo mucho que aún puedes crecer y aprender, primero como persona y después como profesional.

Recuerda, más que en el tener, trabaja en el ser.

Me encantaría leer algún comentario tuyo aquí.