¡Que no te rebase el home office!
Algunos ya lo practicaban, otros lo estamos experimentando recientemente como una medida preventiva a causa de la pandemia. Lo cierto es que trabajar en casa puede resultar muy cómodo y benéfico o puede trastornarnos por completo. Para que no te suceda lo segundo comparto algunas acciones que puedes considerar para ser más eficiente y sentirme mejor.
Establece un ritual para iniciar el día. Te compartiré el mío: al abrir los ojos digo una oración de agradecimiento; no tienes que practicar alguna religión, sólo agradece por un día más de vida. Colocarnos en el círculo del agradecimiento nos coloca también en el círculo de la abundancia. En los últimos días he escuchado una relajación guiada antes de levantarme de la cama, esto me ha ayudado a relajar mis músculos y a iniciar el día mucho más tranquila. Al levantarme tiendo mi cama, bebo agua y voy al baño. Después entro a la regadera (siento y agradezco el agua calientita), me arreglo, preparo un desayuno rico y como mis alimentos con calma. Si hasta este momento puedes evitar el celular, mejor. También podrías incluir una pequeña rutina de ejercicio, yo prefiero dejar esto para la noche.
Respeta tu rutina. Permanecer en casa no tiene por qué modificarla; si la conservas verás cómo te queda tiempo para dedicarlo a lo que prefieras. Acuéstate y levántate exactamente a la misma hora y, al levantarte haz exactamente lo mismo que harías si tuvieras que salir a trabajar, bueno, la ventaja es que puedes hacerlo con más calma. No importa si dedicas media hora más para preparar y comer tus alimentos de una manera más tranquila, de hecho esto te beneficiará.
Mantén una buena imagen. Como ya dijimos, hay que conservar la rutina, y si bien es cierto que quizás ahora puedes usar ropa más cómoda o maquillarte menos, también es cierto que no es buena idea trabajar en pijama. Si lo haces, tu ánimo no será el mismo y tu energía será menor. Mirarte al espejo y observar una imagen agradable te hará sentir más animado. Prueba ponerte tu prenda de ropa favorita y practica un nuevo peinado. Recuerda que en este tiempo estamos teniendo muchas reuniones virtuales y hay que estar presentables siempre.
Come bien y a la misma hora. Con comer bien me refiero a que consumas alimentos de calidad, dándole preferencia a los que provienen de la tierra. También quiero decir que tomes tu tiempo, no caigas en la tentación de hacerlo frente a la computadora, dedica por lo menos una hora y hazlo en el comedor. Si estás con tu familia aprovecha para charlar con ellos y de preferencia no hablen de temas que tengan que ver con el COVID-19 o con las consecuencias de la crisis.
Enfócate en una sola tarea a la vez. Esto aplica estés donde estés, pero estando en casa puede ser que tengas muchas más distracciones. Explica a tu familia que debes concentrarte y que durante varias horas estarás dedicado a actividades laborales. Tampoco revises el correo o el celular a cada rato, establece horarios para hacerlo. Si lo usas mucho para tu actividad puedes reducir el intervalo de revisión. Tampoco veas redes sociales si no son parte de tu tarea.
Elabora una agenda diaria. Esto te ayudará con el punto anterior. Antes de encender la computadora debes tener claro cuáles serán tus actividades, así sabrás qué necesitas para llevar a cabo cada una. Comienza por lo más complejo o lo que requiera mayor energía. Hasta que culmines una tarea pasa a la siguiente. Si tratas de hacer dos o más actividades al mismo tiempo lo más probable es que termines haciendo la mitad de una, y lo más probable es que mal.
Nada de corrido. Aunque ya dijimos que hay que ser enfocados, tampoco se trata de amarrarse a la silla ocho o diez horas. Levántate cada media hora (por lo menos), aprovecha para beber agua o para prepararte una fruta con chilito o algo rico, de preferencia que no sea procesado. Si evitas o reduces el consumo de azúcar verás que tu energía se incrementa, notarás que no te dará sueño ni flojera.
No extiendas tu horario de trabajo. Esta es la mayor trampa en la que podemos caer. Como estamos en casa no nos urge movernos de la silla. Si estás alargando tu horario habitual es porque estás gestionando mal tu tiempo o porque tienes una adicción al trabajo (ambos casos hay que trabajarlos). Hay tiempo para todo, respeta el que le estás dando al trabajo para que puedas respetar tus demás actividades.
Apagar las máquinas significa apagar las máquinas. Nada de “sólo termino esto y ya”, porque esa última actividad puede llevarte a una o varias horas más de chamba. Por eso es muy importante establecer tu agenda desde la mañana y enfocarte para terminar a tiempo tus actividades.
Sólo para tu bienestar. Así debe ser el tiempo una vez que apagaste la computadora. Dedícalo a lo que más te guste. Convive con tu familia, juega o platica con ellos, preparen una cena rica o vean su programa o serie favorita. Si estás sola aprovecha para hacer un poco de ejercicio; esto es muy importante para estirar los músculos tras una larga jornada; no necesitas hacer grandes esfuerzos, con caminar, moverte o estirarte unos 40 minutos basta. Igual puedes poner una buena cumbia y bailar, verás que tu estado de ánimo se transforma. Una opción más es jugar con tu mascota. También puedes leer un libro, escuchar tu música favorita, meditar o sencillamente no hacer absolutamente nada durante un buen rato.
Establece un ritual para concluir el día. Esto ayuda para que tu cuerpo sepa que se va acercando la hora de ir a la cama y puedas conciliar el sueño. Antes de eso es muy importante que olvides la tecnología. Previo a dormir puedes hacer actividades para conectar con tu mundo interior como: orar, meditar, reflexionar sobre tus acciones y decisiones, escribir y, de nuevo, agradecer por el día que ya concluye. Te comparto que a mí me funciona mucho tener una rutina de ejercicio nocturna pues me relaja. Para no acelerarme escucho música relajante o clásica mientras realizo y me concentro en cada movimiento. Este tiempo es como un regalo de mí para mí.
Mantente en contacto con la gente que quieres. Es súper importante compartir. Ahora no podemos hacerlo de manera física pero aquí es donde la tecnología se vuelve provechosa. Entre semana puedes darte una media hora para llamar a un amigo o familiar, así tomas un respiro. Si de plano es muy complicado aprovecha el fin de semana para hacer videollamadas u organizar reuniones virtuales con tus amigos. Mientras charlan acerca de cómo se sienten y cómo están viviendo la cuarentena pueden beber una cerveza, un tequila o una copita de vino tinto para hacer más agradable el momento. Estamos muy acostumbrados al whatsApp y a escribir, pero trata de hacer llamadas o videollamadas, escuchar la voz o ver a alguien, aunque sea a través de un aparato, genera una sensación de cercanía.
No te sobrecargues de información. Es necesario estar informados, pero si la ola de información antes de la pandemia era infinita, hoy igual pero con la característica de que casi todo es negativo. No se trata de vivir en un mundo alterno o de evadir la realidad sino de vivir lo más tranquilos que se pueda. Elige un noticiero para escuchar un rato por la mañana. Más tarde puedes leer algún resumen de noticias y por la noche atender la conferencia que da la autoridad sanitaria. Estar leyendo todo el tiempo notas en redes sociales no es saludable, sobre todo porque hay muchas fake-news. Enfocarse en las cifras de muertos o en los desastres económicos nos sumerge en un estado de estrés y ansiedad. Todo en esta vida concluye, pasará igual con la pandemia. Llena tu mente con creatividad y enfócate en estrategias para mejorar tu vida en todos los aspectos. Visualiza a las personas que amas dentro de un círculo iluminado y piensa que todos están a salvo.
Como ves, lo que comparto no es nada complicado, sólo necesitas ser ordenado, organizado, aplicarte disciplina y, sobre todo, amarte.